La Bética, que tomaba su nombre del más importante río del territorio, fue la provincia que alcanzó mayor desarrollo económico y social en época romana. Aportó pesadores, como el cordobés Séneca, filósofo estoico y maestro de Nerón, emperadores como Trajano, que llevó al imperio a su máxima extensión territorial, escritores como el poeta cordobés Lucano, autor de la Farsalia, como el geógrafo algecireño Pomponio Mela, el agrónomo gaditano Lucius Junius Columela, familias senatoriales de gran influencia en Roma como los Balbo. El valor de su producción agraria era extraordinario y su aceite, muy apreciado en la capital del imperio, llegaba en ánforas transportadas por el Betis hasta mar abierto y desde allí a Roma. Un elevado porcentaje de la cerámica que configuró el monte Testaccio procede de las ánforas olearias de la Bética. Se calcula que el ochenta por ciento tienen esa procedencia, mientras que el diecisiete por ciento tenían su origen en el norte de África y el tres por ciento de la Galia. Aquella Bética estaba notablemente urbanizada con ciudades de gran entidad como Corduba, Gades, Hispalis y también Obulco, conocida anteriormente como Ibolca en época íbera, siendo capital de los Túrdulos y en cuya ceca se acuñaron grandes cantidades de moneda. Obulco es hoy Porcuna en la provincia de Jaén. En la Bética se alzaron grandes monumentos como el anfiteatro de Itálica, el teatro de Málaga, el puente de Córdoba —muy modificado con el paso de los siglos—, donde se alzó también el complejo imperial de Maximiano que fue literalmente arrasado al construirse la estación para los trenes de alta velocidad.

Se ha inaugurado, después de haber sido puesta en valor, la cisterna de Obulco, conocida como la Calderona, que se encuentra emplazada en uno de los límites del actual casco urbano de Porcuna. La Calderona, construida bajo lo que en otro tiempo fuera un barrio de la ciudad romana donde había importantes talleres artesanales es de una enorme extensión que sólo se explica a partir de la necesidad de abastecimiento de agua a una verdadera urbe. Las excavaciones realizadas con motivo de su restauración han proporcionado valiosa información sobre aquella ciudad y también de los siglos posteriores. Fue construida con materiales procedentes de la zona y de buena calidad, lo que ha permitido que llegara hasta nuestros días en un excelente estado de conservación. Dada su solidez, la Calderona fue utilizada por sus vecinos durante la guerra civil, como refugio antiaéreo.

Este extraordinario monumento levantado en época romana —el ministro Urtasun lo consideraría un referente colonial—, tiene el mismo nombre con que era conocida la más importante actriz que actuaba en los corrales de comedias durante el reinado de Felipe IV, quien mantuvo una relación carnal con ella y la dejó embarazada. De aquellas relaciones nacería don Juan José de Austria, el único de los muchos bastardos que tuvo aquel rijoso monarca, al que reconoció como su hijo. La Calderona terminó en un convento del que llegó a ser abadesa. Don Juan José de Austria es uno de los personajes más atractivos del reinado de Carlos II. Fue quien rindió Barcelona en 1652, después de doce años de una guerra en Cataluña que se había iniciado en 1640.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 19 de julio de 2024 en esta dirección)

 

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